En los últimos 10 años que llevo de montañista he visto tantos motivos por los que la gente toma cursos, algunos entran buscando a una posible pareja o entran por seguir a la pareja, otros por curiosidad o probar algo nuevo, algunos para recobrar el salir a la montaña sin pagar un guía, los que tiene muchas ganas de explorar cualquier recoveco de la montaña, los que quieren convertirse en guías, hasta las personas que quieren convertirse en el siguiente explorador de grandes cañones.
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Pero ¿qué buscar en un curso? ¿El renombre de la escuela o asociación? ¿El renombre del instructor? ¿Duración? ¿Costo? ¿Número de salidas a la montaña? ¿Qué tan especializados son los cursos?
Muy poca gente se hace estas preguntas para entrar a un curso y cae en la mercadotecnia de entrar al curso que Google les sugiere al hacer la búsqueda, que tenga bonitas fotos y que si de paso es de un nombre que conoces, mejor. Esto quiere decir que nuestro personal encargado de atraer gente está haciendo un excelente trabajo.
Como asociación o escuela debemos de proporcionar el mismo profesionalismo al momento de impartir los cursos y es por eso que se debe seleccionar adecuadamente al instructor del curso a ser impartido.
Somos muchas personas muy entusiastas de enseñar las cosas que sabemos y que nos apasionan pero no por eso quiere decir que estamos calificados para dar ciertos cursos.
Existen países en donde siquiera el ser montañista es una carrera que se cursa en algunos años, donde uno asiste a cursos desde iniciación hasta la especialización y obtiene una calificación avalada por la institución de educación, tal como sería hacer una carrera técnica en la SEP. Y ya después de ser el montañista experimentado y certificado, es momento de pensar en ser un instructor. Desgraciadamente en México, el ser montañista no implica tener un estándar mínimo de conocimientos técnicos y mucho menos el ser instructor.
Nos podemos encontrar con escuelas que mandan a alguien a tomar un curso a otro país y que cuando regrese, replicar ese curso en su escuela, pensando que el instructor ya tiene la experiencia suficiente para impartirlo.
Otros, toman a los instructores que tienen la experiencia en una de las ramas del montañismo y creen que con sólo adaptar esas técnicas a otra área del Montañismo podrán capacitar a alguien.
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He tomado cursos con este tipo de instructores quedándome con mal sabor de boca, pues sólo son buenos en la teoría pero en la práctica no se saben desenvolver, teniendo cursos mediocres donde se aprende lo mismo que hubieras aprendido en un manual, donde las prácticas son sumamente básicas.
Tomemos el ejemplo de que tomas un taller de ascenso por cuerda, en una pared con todo controlado. Te aprendes súper bien las técnicas y eres el mejor de la clase. Ahora vas a otro lado diciendo que eres instructor de ascenso vertical. Pero nunca has sentido el tener que ascender por algunas decenas o cientos de metros en la montaña, donde hay más factores de estrés, donde aprenderás que dependiendo del lugar, tal posición te funciona mejor, o tal equipo te funcionó mejor. Esos pequeños detalles que no encuentras un libro, o en un instructor de los antes explicados. Claro hay aspectos de la teoría que no se deben dejar atrás pero eso es sólo el principio.
En contraste tenemos cursos de gente con experiencia que fácilmente te dan muchos tips, donde te dicen “la teoría dice esto, vamos a hacerlo, ahora en mi experiencia me ha resultado mejor cuando agrego tal cosa, si quieren intentarlo, adelante”. O donde te hacen ver que esa materia no es para andar jugando, recuerdo mi curso de aguas vivas en donde el instructor nos mostró lo difícil y peligroso que puede ser entrar a un cañón con mucha agua, ya que tuvimos prácticas difíciles, y que yo no me atrevería a llevar a gente, menos replicar ese curso yo solo.
Y el peor de los casos, algunos grupos que dan prácticas donde no tienen el control o no tienen los suficientes conocimientos, con la consecuencia de que se accidenta alguien y en su análisis no determinan bien que fue el que falló. Algunas veces dejando la culpa al accidentado, con la idea de que que es un deporte de alto riesgo y que cada quien es responsable de sí mismo. También alguna vez caí en un grupo así, afortunadamente fue por un corto tiempo y no me pasó nada.
Debemos entender que el dar un curso, práctica, taller, certificación o como sea que se le quiera llamar a la capacitación, es de gran responsabilidad, ya que esas personas que estamos entrenando están confiando en nosotros plenamente y para ellos somos los expertos en la materia, que cualquier duda se la vamos a poder responder (aunque en realidad no lo sabemos todo, pero esa es su impresión) y esa es la responsabilidad que uno adquiera al pararse frente a un grupo de personas.
Debemos tener claro que nuestras buenas o malas costumbres van a ser aprendidas y replicadas por estos nuevos montañistas que tal vez quieran ser el próximo Messner y terminen accidentándose por malas instrucciones o el próximo instructor pasando esos malos hábitos.
No debemos caer en la irresponsabilidad de por querer sacar El curso o ganar más dinero, dar algo para lo que no estamos capacitados y que no tenemos suficiente experiencia para transmitirles a estos pupilos.
Sean el profesor que los inspiró alguna vez con su gran experiencia y sabiduría.
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Imágenes:
En el Chamjé Khola. Fotos, archivo de la expedición 2011.
Video El peor asegurador del mundo. Petzl.
Star Wars. Episodio V. LucasFilms.
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